El camino de los Holy Piby parece signado por el sacrificio y el convencimiento. Resistidos al comienzo por colegas y público por cantar en inglés, hoy se posiciona como la banda más adulta del reggae argentino.
Ramiro Barreiro los visitó en su reducto de Lanús, parroquia de su propia religión y cocina de lo que será su tercer disco, y los hizo hablar en castellano.
El tren se repite frente al estudio donde los Holy Piby preparan su tercer material discográfico y la primera discusión se arma en referencia a la salud del perro de ‘Camel’ (Hernán Sforzini), percusionista de la banda.
Los Holy Piby nacieron y se criaron en el Sur del Conurbano, “la mayoría en Lanús” y, como buenos vecinos que se encuentran, dejan de lado las cuestiones profesionales para preocuparse por la familia.
Resulta confuso encontrar hábitos tan criollos en estas figuras con look californiano que portan gorras con visera, remeras super estampadas y anteojos tornasolados… pero que cantan reggae.
¿Cómo es la relación con las otras bandas?
Sergio Robaina: Hay mucha hipocresía: Hay un montón que supuestamente están súper elevados y quieren unir el mundo pero después te dan vuelta la cara. Yo tengo la mejor con el que tiene la mejor conmigo. Todos somos iguales y si no hay onda porque pensás que soy un careta que hace reggae y esta tatuado, estás confundido. También existen muchas bandas con las que está todo bien.
¿Cómo adaptaron influencias tan diversas al sonido reggae?
SR: Nunca quisimos ser como alguien puntual, nosotros empezamos a tocar y se fue dando de volcar lo que conocíamos. Eso se fue dando con lo que vivimos, escuchamos, donde estuvimos y la gente con la que curtiste, no sólo música, sino experiencias de vida. Armamos nuestra propia biblia. Interpretamos la música con lo que teníamos: Motown, Jazz, Rock californiano y, por supuesto, reggae.
¿Por qué eligieron cantar en inglés?
SR: Se dio en las zapadas. Empecé a hacerlas en inglés para ubicar el fraseo y porque me encanta como suena. En esa época tocábamos en Gerli para cinco amigos y ni sabíamos que iba a ser de nosotros.
Ignacio Sar: Muchos creen que lo hicimos para pegar en la radio o llenar lugares en Palermo, pero son cosas que fueron saliendo, no estuvo predeterminado. Sos careta cuando escribís un ‘mi amor, te quiero, te amo’, ponés una melodía linda con tres acordes de guitarra y salís a las pistas, no por cantar en inglés.
¿Creen que los condicionó?
IS: Al principio sí. Estaba esa idea negativa de que Holy canta en inglés pero con el correr de las fechas nos ganamos el respeto tocando en todos lados y donde había gente con un prejuicio de la banda.
SR: Yo siempre lo digo: si sólo hubiese escuchado música en mi idioma me hubiese perdido cosas increíbles.
Y ahora todos los que hablan inglés se ponen a cantar en castellano…
Hay un cambio cultural y una movida de mercado aunque es más fuerte lo cultural porque cuando una banda esta en el top de Estados Unidos ya se vende en todo el mundo hable en el idioma que hable. De los músicos de acá, solo Piazzolla triunfó en todo el mundo
¿Se sienten cómodos en la escena local o piensan que les queda un poco chica?
SR: No nos queda chica ni en pedo porque sino reventaríamos todos los lugares que vamos. Hay cosas a las que no vamos a llegar. Por ahí es verdad que salimos del país y tenemos más respuesta en menos tiempo pero no nos sentimos incómodos acá porque es el lugar en el que empezamos y desarrollamos un laburo de años bancando la historia. Recién ahora agarramos algo, siempre fue empatar o perder y siempre la hicimos solos, no hubo ninguna compañía. Muchas bandas buscan mantenerse y con el paso del tiempo terminan entregando el culo.
Sin embargo, su camino no se parece al del resto de las bandas, ¿Tienen diferentes objetivos?
SR: Es que nosotros no nos planteamos objetivos, es medio raro buscar eso porque nadie sabe hasta dónde puede llegar.
IS: Siempre elegimos apuntar a lo más alto para llegar a donde se pueda.
SR: Lo que si cumplimos es en seguir estudiando, escuchando, compartiendo y no relajarse.
¿Se relajan otras bandas?
SR: Si. Muchos no entienden que hay que seguir preparándose. Muchos dicen ‘estos están ahí porque los meten’. Bueno, parate a tocar antes de Groundnation y después me decís. Mucha gente nos eligió para salir de la redundancia. Está buenísimo escuchar a Gregory Isaac pero si trasladas eso acá y usas los mismos recursos, no tiene sentido.
IS: Es en ‘el vivo’ dónde volcás la actitud, la esencia de la banda y lo que dicen las letras. Podés tener el pelo corto y volarle la cabeza al que te escucha. Nosotros hicimos todo tranquilos, nos juntamos con músicos buenos, aprendimos y ese fue nuestro camino. Yo sé que hoy no llenamos un Obras pero también sé que le vamos a seguir dando para adelante.
Los Holy Piby recién vuelven de Brasil, tocaron con los Groundnation y mientras preparan un show con Midnight (provenientes de Islas Vírgenes) producen su nuevo disco, que ya tiene media docena de pistas grabadas, contará con la participación de Gregory Isaac y se acercará un poco más al funk.
¿Se están abriendo los oídos argentinos?
SR: Todo se está abriendo. Internet te caga de un lado pero te suma de otro: la gente ahora tiene un montón de material y antes no tenía esa posibilidad. Esta el que se encierra en un género pero también el que tiene la inquietud de saber dónde estamos parados. Incluso, nuestras letras en inglés, las traducís fácilmente con internet. Todo va en hasta donde tenés ganas de meterte.
¿Qué les queda más cómodo, tocar con los grosos que vienen o tocar en el exterior?
SR: A nosotros nos sirve todo, salir tiene un valor extra porque tocas en lugares buenísimos. Y en dos fechas tenés la misma cantidad de gente que en dos años tocando acá.
IS: Curtís escenarios gigantes, un público que conoce mucho, viajar todos juntos y tocar en lugares alejados con pruebas de sonido grandes, acá no lo hacés todo el tiempo.
¿Creen que ya hay una escena local con características particulares?
IS: Acá ya existe esa movida reggaera argentina característica. La música de Los Cafres, te guste o no es muy característica.
Entonces, ¿Deben hablar del amor?
SR: No. Por eso nosotros ensuciamos al reggae, porque debe ser más combativo. Todos sabemos que es un género que sale de la opresión. Nosotros metemos cositas ‘love’ pero también cosas sucias, curtimos nuestro propio ghetto.
Pero siempre se cantan los problemas que suceden en Jamaica…
IS: (Interrumpe) Y yo nací en Lanús. No podemos hablar lo mismo que un tipo que nació en Kingston en los años ‘70 y en medio de otro contexto mundial. La diferencia de Holy Piby es que nos reconocemos a nosotros mismos. Si salgo a tocar reggae, con el pasito reggae y los dreadlocks, te estoy mintiendo. No saldría con una bandera de Jamaica porque ni siquiera sé si quiero salir con una bandera argentina.
SR: Nosotros también curtimos esa historia del rastafarismo y de fumar para elevarse, no sé si hasta Jah (la reencarnación del Dios judeo cristiano para los rastafaris) pero hasta la terraza llegamos seguro (risas). Eso, sumado a otro montón de cosas que vivís en tu lugar de origen es lo que elegimos. Muchos temas salieron de la plaza de Gerli. Una vez nos ofrecieron reeditar el primer disco pero todo en español y dijimos que no, el disco ya estaba editado y los 50 que lo habían escuchado ya lo conocían como era.
¿Cuáles serían los mandamientos de su propia biblia?
IS: Reconócete a tu mismo.
SR: Disfruta realmente de la música.
Leandro Pariani: Que tu música te complete.
¿ Y Cuál sería la última cena de los Holy Piby?
SR: En una playa seguro…
IS: Mi show soñado es en un festival con Ben Harper, Red Hot Chili Peppers, otras cinco bandas numero uno y nosotros.
¿Abriendo o cerrando?
IS: Donde vos quieras (risas).
Ramiro Barreiro
(Publicado en Hecho en Buenos Aires de Mayo)